Es muy difícil encontrar un canal o servicio para ver películas sin que tenga también contenido LGBTQ+ o erótico. Aunque no busques ese otro contenido inmoral y pervertido, te lo van a ofrecer porque creen que todo el mundo tiene el alma y la mente pervertida como ellos. Sí, es verdad, tanto en Netflix, HBO, Amazon, etc., encuentras buenas opciones para toda la familia, pero siempre existe el riesgo que accidentalmente vayas a poner una película indeseable. O bien, la propaganda o la lista que aparece en el menú, también tienen ese otro tipo de contenido no apto para gente sana y normal.
Ahora le tocó a HBOmax promocionar una de esas series que promueven cosas muy extrañas, pero desafortunadamente que se están poniendo de moda. La serie se llama “genera+ion” (el símbolo de “+” es intencional por el LGBTQ+). Esta serie muestra como unos jóvenes “salen del closet” y se empiezan a declarar abiertamente gay, lesbianas, transexuales, o cualquiera de los 50 géneros que existen según Facebook. Lo lamentable es que lo ponen muy al estilo Hollywood, donde todos te tienen que aceptar como “eres” (o mas bien dicho, como Hollywood y el lobby gay, quieren que sea). Muy lamentable es que el enfoque y eje central del movimiento (LGBTQ+) son las relaciones sexuales con quien quieras, cuando quieras y como quieras, sin ninguna implicación. No se toma en cuenta la totalidad de la persona (cuerpo y espíritu) ni su dignidad. Este tipo de espectaculos degradan la dignidad de las personas porque las reducen al ámbito sexual, emotivo y afectivo. Se descarta el sentido espiritual, ético y moral, y la razón. Ahora la tan mencionada “realización de la persona” se subordina a la “aceptación” social y cultural de “tal como eres”, en vez de que la persona se integre a la sociedad respetando el orden establecido de la concordia y “fraternidad” (otra palabra de moda). Este tipo de programas se aprovechan de la juventud lastimada y carente de amor. Jóvenes que no tuvieron la presencia paterna (o materna, pero principalmente paterna) que tanto necesitaron. O si la tuvieron, fue carente de afecto y atención tan esencial en la niñez y adolescencia. O tal vez que sufrieron algún tipo de abuso de alguien que se supone que los debería de amar y proteger.
Muy lamentable es que el enfoque y eje central del movimiento (LGBTQ+) son las relaciones sexuales con quien quieras, cuando quieras y como quieras, sin ninguna implicación. No se toma en cuenta la totalidad de la persona (cuerpo y espíritu) ni su dignidad.
El movimiento LGBTQ+ cree representar a todas las personas con atracción al mismo sexo o que tienen “disforia de género”, y en vez de proponer alternativas de solución profesionales y razonables, se promueve una agenda de publicidad y promoción de estas aberraciones. Es muy lamentable que la sociedad hemos aceptado los términos de esta dictadura, en vez de defender la verdad científica y razonable de estos problemas. Cualquier criatura inteligente se da cuenta que esto es una trampa. Es una agenda la que se persigue para “normalizar” lo in-normalizable y “defender” lo “in-defendible”, siempre utilizando “medias verdades”. Están modelando una anticultura y una anticivilización. ¿Como hacen esto? pues diciendo que si no lo aceptas (como ellos quieren) eres un tirano, retrograda, intolerante, cerrado, criticón, homofóbico, transfobico y cualquier otro adjetivo calificativo que se les antoje inventar. Es claro que el LGBTQ+ promueve el erotismo y reduce a la persona a lo meramente genital y sentimental, lo que hace pensar que hay otros intereses de por medio. La mejor forma de ayudar a estos hermanos con estos problemas, no es diciéndoles que sigan viviendo de esta manera. Si no ayudándoles a encontrar un sentido de vida que va más allá del eros y ayuda adecuada (como la asociación Courage ).
“La idolatría se comete, no simplemente estableciendo dioses falsos, sino también estableciendo demonios falsos; haciendo que los hombres tengan miedo de la guerra o el alcohol, o la ley económica, cuando deberían tener miedo de la corrupción espiritual y la cobardía”. G. K. Chesterton